El asombroso viaje de Pomponio Flato, Eduardo Mendoza



Irreverente, divertida, transgresora y sinvergüenza hasta la última letra de la última palabra.

Cuesta imaginar esa mala leche en el rostro bondadoso de Eduardo Mendoza.

El asombroso viaje de Pomponio Flato es una novela corta, que se lee en una tarde y que al finalizar te deja una sonrisa malévola en el rictus. Pero nada más.

A excepción claro del ácido que, como una batería vieja, destila una vez consumida. Eduardo Mendoza, harto de escritores noveles de novelas históricas y thrillers al uso, ha intentado (con bastante éxito) reírse de todos nosotros, de los que escribimos y de los que leemos, y ha recreado una novela histórica con la única de las reliquias o misterios que hasta ahora nadie se había atrevido a utilizar, la familia de Jesús, o lo que es lo mismo, José, María, Juan Bautista, sus padres, María Magdalena, el evangelista Mateo, e incluso el ínclito Judá Ben-Hur, que también tiene lugar en esta parodia de novela en la que sólo faltan el ángel, el burro y el buey.

Repleta de frases que firmaría mi buen amigo Miguel Ángel, el desaprovechado, Mendoza hila una historia sin pies ni cabeza, al estilo del Laberinto de las aceitunas, pero a mi gusto, con menos gracia y mucha más mala leche. No se conforma sin embargo con una crítica acertada (y necesaria) a la moda literaria del momento, sino que aprovecha su punzón envenenado para acometer contra todas las religiones en menos de doscientas páginas.

Sentencias como "no hay peor gente en el mundo que los judíos... Rudos, fieros, desconfiados, cerrados a la lógica, refractarios a cualquier influencia, andan enzarzados en perpetua guerra, unas veces contra enemigos externos, otras entre sí y siempre contra Roma... Creen en un sólo dios convencidos de que la protección de su divinidad les daría siempre la victoria. De este modo sufrieron cautiverio en Egipto y Babilona en repetidas ocasiones", o de los árabes, que tampoco se salvan "Como están obligados a convivir los unos con los otros día y noche, desde la infancia hasta la muerte, tienen por norma estricta evitar una familiaridad que con toda seguridad derivaría en conflicto y degeneraría en enemistad... Comen y duermen separadamente, y cada vez que se dan por el culo se hacen mil reverencias y se interesan por la salud del otro y por la marcha de sus negocios." Nabateos, griegos, romanos, e incluso, las tribus bárbaras del norte de Europa tampoco escapan a esta especial mirada de Mendoza.

Es en resumen una novela divertida, detectivesca, cargada de personajes que hacen sonrojar o reír, y de la magia de la narrativa cómica de Eduardo Mendoza, tantas veces imitada y nunca alcanzada.

Ha huido esta vez el autor de sus parajes barceloneses que tan bien ha retratado y conoce, para darnos unas horas de entretenimiento a buen precio y de alta calidad.

Excelente para los tedios insoportables de los domingos por la tarde, una forma eficaz de vencer la modorra y la siesta dominguera, aunque debo reconocer que a un servidor le ha dejado un cierto regusto amargo, y no por la crítica al género que profeso, sino porque esperaba muchísimo más de, para mí, el mejor escritor actual en lengua española, como tuve ocasión de manifestarle en persona mientras me firmaba un ejemplar recién comprado a precio de oro de Sin Noticias de Gurb en un Sant Jordi no muy lejano.

Resumen del libro (editorial)

La novela más ferozmente divertida de Eduardo Mendoza. Las andanzas de un detective romano en el Nazaret del siglo IEn el siglo I de nuestra era, Pomponio Flato viaja por los confines del Imperio romano en busca de unas aguas de efectos portentosos. El azar y la precariedad de su fortuna lo llevan a Nazaret, donde va a ser ejecutado el carpintero del pueblo, convicto del brutal asesinato de un rico ciudadano. Muy a su pesar, Pomponio se ve inmerso en la solución del crimen, contratado por el más extraordinario de los clientes: el hijo del carpintero, un niño candoroso y singular, convencido de la inocencia de su padre, hombre en apariencia pacífico y taciturno, que oculta, sin embargo, un gran secreto. Cruce de novela histórica, novela policíaca, hagiografía y parodia de todas ellas, aquí se ajustan las cuentas a muchas novelas de consumo, y se construye una nueva modalidad del género más característico de Eduardo Mendoza: la trama detectivesca original e irónica, que desemboca en una sátira literaria y en una desternillante creación novelesca. Novela breve, disparatada y divertida. Probablemente la novela más divertida de Eduardo Mendoza. Protagonizada por un detective desastroso, como en El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras. Mendoza abandona el escenario habitual de Barcelona para viajar a Nazaret. Parodia de las novelas históricas con misterio más actuales

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